Lo primero que se viene a la mente al escuchar éste album es "atemporal": Orlando Higginbottom (el humano detrás de todo ésto) convierte su último trabajo en una pieza de club a la vez que de disfrute sonoro, evitando cualquier comparación y dejándose llevar por el camino de hacer "todo" él mismo.
El resultado es éste "When The Light Go", de poquito más de una hora - lo cual puede resultar exagerado para escuchar todo de una vez - hecho no solo para remixarse sino, y sobre todo, para escucharse. Y es que todo el disco transcurre en una inmensa cantidad de sonidos que van apareciendo a medida que se van repitiendo las escuchas, pequeños y desperdigados sonidos que comen las neuronas, se vuelven adictivos y sorprenden por su cantidad.
Canciones para destacar, cualquiera, la que se elija por el estilo o el ritmo que se prefiera. Hay de todo, funk, dance, pop y hasta bossa nova. Puede llegar a recordar a Human League, a Prince o Hot Chip, sin perder la personalidad
No es un disco más, como pueda parecer al principio. Hay que dejarlo entrar en la cabeza de a poco para conocerlo, apreciarlo y, por sobre todas las cosas, disfrutarlo. Muy, pero muy bueno.